En el siglo v a. C. fue fundada la ciudad ibera de Helike. Con la llegada de los romanos, se desarrolló un proceso de formación de una colonia poblada con veteranos de las guerras cántabras, que pasaría a llamarse Colonia Iulia Illici Augusta, en torno al año 26 a. C.. Bajo el dominio musulmán en la Edad Media, la ciudad se estableció en su emplazamiento actual. A raíz de la reconquista cristiana, alrededor del año 1250, la ciudad pasó a la Corona de Castilla. En el año 1265, los musulmanes fueron expulsados de la ciudad tras una rebelión y, en 1305, Elche fue cedida al Reino de Valencia. Fue durante el reinado de Amadeo I en 1871, cuando el monarca le otorgó el título de ciudad. Durante los años 1960 y 1970, la ciudad experimentó un fuerte aumento de población ligado a la industrialización, que convertiría a Elche en uno de los principales productores de calzado de Europa,5 dando origen a marcas internacionales como Pura López, Panama Jack o Kelme.
Tres son los templos que, a través de los tiempos, se han sucedido en el mismo solar que actualmente ocupa la Basílica de Santa María. El más antiguo del que se tienen noticias es la mezquita de la ciudad musulmana que, según la tradición, fue consagrada por Arnau de Gurb, obispo de Barcelona que, al decir del Llibre dels Fets, acompañaba a Jaime I el Conquistador, rey de la Corona de Aragón, en su entrada en la ciudad en 1265. La advocación escogida, como en el caso de muchas otras poblaciones recuperadas para la civilización cristiana por este monarca, fue el de Santa María en su glorioso Tránsito y Asunción a los cielos.en el mismo solar que actualmente ocupa la Basílica de Santa María.
La mezquita, transformada en iglesia cristiana, se mantuvo en pie, según el erudito historiador local Pedro Ibarra y Ruiz (1858-1934), hasta 1334, año en que fue demolida por su vejez y sustituida por un templo de nueva planta que existió hasta 1492. Muy escasas son las noticias relativas al mismo: sabemos que era de estilo gótico y que en 1368 se estaban levantando dos arcadas nuevas y un altar dedicado a San Esteban; en 1379 un artesano apellidado Torres, que había pintado una tercera arcada con bermellón, mientras las restantes lo habían sido con almagra, reclamaba al Consejo municipal ilicitano la diferencia en el precio del colorante.
Palacio de Altamira
El castillo palacio de Altamira o Alcázar de la Señoría, fue construido a finales del siglo XV por el noble castellano Gutierre de Cárdenas, primer señor de la ciudad, tras haber vuelto a la Corona con los Reyes Católicos, convirtiéndolo en su residencia habitual. No obstante, es probable que fuera construido sobre una obra anterior del siglo XII o XIII, que formaría parte de las defensas de la villa amurallada almohade. Perteneció a los condes de Altamira.
En abril de 1939, finalizada la Guerra Civil, las tropas franquistas habilitaron el edificio como campo de concentración de prisioneros republicanos. Los allí internados sufrieron tal nivel de hacinamiento que grupos de cautivos fueron desalojados con destino a otros recintos de la localidad. Más adelante, el palacio pasó a tener la consideración de «campo prisión».
Actualmente está restaurado y en perfecto estado de conservación albergando el Museo Arqueológico y de Historia de Elche.
La primera constancia escrita que se tiene de la ciudad, proviene de la demanda por parte de Jaime I de Aragón, de que la ciudad rindiera la Calahorra, cuando esta fue conquistada en el año 1296. Probablemente la torre tuviera más alturas, así como dos cuerpos más destruidos en el terremoto de 1829.
La casa señorial adosada a la torre está fechada en el siglo XVI y probablemente fuera utilizada por el almudín de la villa, ya que se tiene constancia de un acuerdo del Consejo de la villa de 20 de agosto de 1492 en el que se resuelve la construcción de un edificio anejo a la torre que albergara un peso para controlar el trigo antes de llevarlo a moler. Se construyó a finales del siglo XIII: durante todo este tiempo y varios dueños de por medio, ha permanecido cerrada para todos los ciudadanos de Elche.
Puente de la generalidad sobre el río Vinalopó
Acuaducto sobre el río Vinalopó
Entre las estructuras de canalización que aún quedan en Elche, destaca por su singularidad y belleza este acueducto sobre el río Vinalopó. Dentro del entramado de acequias y sifones, este acueducto está localizado en la quinta elevación del tercer canal transversal y se considera la obra viva más representativa de todo el proyecto original.
La Dama de Elche fue descubierta el 4 de agosto de 1897. Tallada en piedra caliza, está datada entre los siglos v a. C. y iv a. C. Mide 56 cm de altura y tiene en su espalda una cavidad casi esférica de 18 cm de diámetro y 16 de profundidad que posiblemente servía para introducir reliquias, objetos sagrados o cenizas como ofrendas al difunto. Lleva una túnica azul de fino lino, mantilla sostenida por una peineta o tiara con pigmentos rojizos. Sobre ésta, un manto de color marrón en su origen de tela gruesa y pesante la cubría.
El palmeral
Escudo de Elche
Escudo ovalado. Cortado. Al primer cuartel, de gules una fortaleza de su color, mazonada de sable y aclarada de gules. Al segundo cuartel, de azur un ara romana de su color, con la inscripción: SAL / AVG en dos líneas. Alrededor del ara las iniciales con letras capitales de plata : C I I A. Al todo, bordura de oro con la leyenda de sable: COLONIA IULIA ILLICE AUGUSTA. Sobre el escudo una figura femenina, vestida de romana, con una palma de oro en la mano derecha. Envolviendo el escudo sendas ramas de laurel, olivo y palma de sinople.
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Los orígenes de Elche se remontan hacia el año 5000 a. C., en la era del Neolítico (Edad Moderna de la piedra), cuando los primeros hombres poblaron la ladera noreste de lo que hoy se conoce como La Alcudia, al sur del actual emplazamiento de la ciudad, en donde se han hallado cerámicas impresas, tanto cardiales como incisas. Durante la Edad del Cobre, la población estuvo diseminada en grupos o clanes asentados en aldeas cerca del río Vinalopó. Se han encontrado en los alrededores del yacimiento de la Alcudia restos de alguna agrupación de cabañas alineadas formando unas rudimentarias calles. En el siglo v a. C. se fundó la ciudad ibera de Ilici, momento en el que se esculpe el busto conocido como la Dama de Elche, escultura de una supuesta sacerdotisa que constituye una de las más importantes obras del arte ibérico.
En el 203 a. C., Cayo Flaminio al mando del ejército romano conquista el poblado ibero. Destruido por las tropas cartaginesas, con la llegada de los romanos se desarrolló un proceso de formación de una colonia poblada con veteranos de las guerras cántabras, que pasaría a llamarse Colonia Iulia Ilici Augusta, probablemente en torno al año 26 a. C. En esta etapa gozó de gran prosperidad y crecimiento urbanístico, teniendo una activa participación en las redes comerciales regionales y mediterráneas para las cuales se dispuso de un puerto, el Portus Ilicitanus (la actual Santa Pola), que sirvió de punto de entrada a los productos que llegaban a la ciudad. De las épocas paleocristiana y visigoda es la Basílica de Ilici, muestra de la importancia de la ciudad como sede episcopal. En la Hispania visigoda, fue sede episcopal de la iglesia católica, sufragánea de la Archidiócesis de Toledo que comprendía la antigua provincia romana de Carthaginense en la diócesis de Hispania.
Bajo el dominio musulmán en la Edad Media, la ciudad se estableció en su emplazamiento actual, en la zona denominada la Vila Murada. Es en esta época de desarrollo agrícola cuando se introdujo un complejo sistema de regadío. A mediados del siglo xiii, Elche formaba parte de la taifa de Murcia.
En virtud del tratado de Almizra firmado en 1244 por el cual las coronas de Castilla y Aragón se repartieron el reino de Murcia, Elche entró dentro de la zona de conquista castellana. La conquista cristiana la efectuó el infante Alfonso (futuro Alfonso X el Sabio) alrededor del año 1250, pasando así Elche a la corona de Castilla. A raíz de la conquista, fue constituido el señorío de Elche, encomendado al Señor de Villena, el infante Manuel, hermano de Alfonso X y padre de uno de los grandes escritores castellanos de la Edad Media, don Juan Manuel.
Tras una sublevación musulmana en el año 1265, Alfonso X de Castilla debió de pedir ayuda al monarca aragonés Jaime I; este ayudó a los castellanos a recuperar la villa, junto con los territorios cercanos. Como represalia, los musulmanes fueron expulsados de la ciudad y se vieron obligados a edificar una nueva población en las cercanías de la Vila Murada, conocida actualmente como el Raval de San Juan. En 1296, Jaime II de Aragón atacó los territorios castellanos situados en la mitad sur de la provincia de Alicante y conquistó, entre otros lugares, la ciudad de Elche. En 1305 se firmó en la villa el Tratado de Elche, un acuerdo realizado entre los reinos de Castilla y Aragón en donde se fijaron nuevos límites fronterizos de estos reinos, pasando Elche, junto con otros lugares como Alicante u Orihuela, al Reino de Valencia. Sin embargo, el señorío siguió en manos del castellano don Juan Manuel, Príncipe de Villena.
En el siglo XIV, concretamente el día 4 de mayo de 1334, en la catedral de Santa Eulalia de Barcelona, el rey de Aragón Jaime II hizo donación con cláusula de reversión a la Corona a su quinto hijo, el infante Ramón Berenguer (1308-1364), conde de Prades, de la Villa de Elche, con su puerto del Cap de l’Aljub (también llamado Aljuge, Algibe o Aljibes), que tomó más tarde el nombre de Pueblo Nuevo y, por último, Santa Pola. El 18 de febrero de 1337, el infante de Aragón concede al Concejo de Elche permiso para edificar "una torre" en la isla de Santa Pola (o isla Plana), que pertenecía a su término, para guardia de su puerto y de los navegantes. Posteriormente, Elche y Crevillente fueron a manos de Juan de Aragón (hijo de Alfonso IV, el Benigno y Leonor de Castilla) y desde el 8 de agosto de 1358 por el infante Martín, segundo hijo de Pedro IV de Aragón.
Los siglos xvi y XVII son conflictivos socialmente. Por un lado, en las Germanías, la villa aprovechó la ocasión que le brindaba la revuelta agermanada para impedir la toma de posesión en Didac de Cárdenas y proclamar su vinculación a la Corona. El fracaso de dicha revuelta, militarmente estallada por tropas de la aristocracia al frente de las cuales iba el propio señor de Elche y el marqués de Vélez, supuso, una vez más, el estallido del ideal de municipio real bajo-medieval. Por otra, la expulsión morisca, que no solo significó la pérdida de un tercio de la población, puesto que investigaciones recientes muestran que la población musulmana del arrabal no era una simple comunidad campesina unívocamente sometida al poder de los Cárdenas, sino una colectividad que practicaba una agricultura comercializada sobre el área del antiguo Magram.
El castillo-palacio de Altamira o alcázar de la Señoría, construido a finales del siglo XV.
La repoblación llevada a término por Jordi de Cárdenas entre 1609 y 1611, intentaba no solo rehacer una grave situación económica que quizás viniera de antes, pero que se aceleró rápidamente con la expulsión, sino recomponer una situación de debilidad política, que fue en aquel momento parcialmente compensada al entrar las oligarquías propietarias urbanas entre los beneficiarios de la repoblación, junto con otros muchos vecinos de extracción social artesana y campesina. Por otra, el nacimiento de una complicada organización social que empezaba a producir una poderosa oligarquía propietaria compuesta por caballeros, ciudadanos, rectores de los municipios, abogados, médicos, notarios y una burguesía de comerciantes, buena parte de la cual era de origen extranjero. Un artesanado muy heterogéneo organizado en gremios y una serie de capas de trabajadores, labradores y campesinos que establecía ya las bases de intercambio y explotación.
Al fin y al cabo con la bajada de rendimientos productivos del campo propiciada por la expulsión morisca, la delincuencia, el bandolerismo y la resistencia señorial, en 1644, con la toma de posesión de Jaime de Cárdenas, hermano y heredero del recientemente fallecido Jordi, son el detonante de una serie de conflictos que se traducen en un tira y afloja entre la villa y la institución señorial que acabaron con la consecución favorable de esta, de la sentencia del pleito de reversión a la Corona en 1697.
Otro aspecto llamativo de la época es el incremento en las actividades urbanas relacionadas con el aceite y el jabón por parte de la oligarquía propietaria local, especialmente los nobles, en plena crisis del siglo. El siglo xviii empieza marcado por la abolición de los Fueros en 1707, lo cual da la oportunidad de aplicar sin estorbos la jurisdicción señorial, que crea la figura del alcalde mayor, nombrado personalmente por el señor, por encima de los alcaldes ordinarios y ajena a páramos comunales y propios y vuelve a chocar con la oposición de la villa una vez que esta recupera su dinamismo social a partir de los años treinta. A partir de esta década, hay un crecimiento económico basado en la agricultura orientada hacia la producción de aceite, barrilla y grano que, comercializada a través del puerto de Alicante, posibilita la aparición de nuevas fortunas y recorta las posibilidades de los estratos más bajos. Esta situación, más la estructura administrativa y fiscal de naturaleza feudal actuando en coyunturas de baja producción y retraimiento comercial, provocó crisis como la de los años 60, con el punto álgido del año 1766, en el que la revuelta antiseñorial a favor del libre comercio y de los antiguos usos comunales, al mismo tiempo que denunciaba una situación estructural, marcaba un cambio de ritmo en el crecimiento capitalista estructuralmente unido a la actividad agraria tal y como esta quedó configurada por los procesos revolucionarios burgueses.
La agricultura, sin embargo, no tardaría en entrar en crisis, circunstancia que dio paso al surgimiento de la moderna industria de la alpargata. El cáñamo fue sustituido parcialmente por el yute; según Pedro Ibarra, la primera fábrica fue creada por Josep María Buch, quien aglutinó una serie de telares dispersos que simplemente trabajaban a cambio de materias primas.
El breve reinado de Amadeo I supuso, en una corta visita a la entonces villa el 16 de marzo de 1871, el otorgamiento del título de Ciudad, el cual se aprobó con un Decreto el 25 de mayo de ese mismo año. En 1875, se instala la primera máquina de coser y se empieza a importar lona de Mataró (Barcelona) progresivamente sustituida por la propia producción local, a través del uso del telar mecánico para lonas y la máquina de trenzar. Al fin y al cabo provocó una nueva ocupación que básicamente descansaba sobre el trabajo a domicilio, tanto en la ciudad como en el campo. Así, justo antes de la Primera Guerra Mundial, existían unas cien fábricas de alpargatas, yute y trenza, que absorbían cerca del 80 % de la población obrera. El proceso industrializador dejó paso a la aparición de una nueva oligarquía. Esta estaba compuesta por fabricantes de alpargatas (entre los cuales destaca Manuel Gómez Valdivia) y calzado en general, que tuvieron intereses en la agricultura y empezaron a crear entidades financieras tales como cajas de ahorros, patronales, así como el Centro de Industria Alpargatera.
Durante la dictadura de Primo de Rivera se unieron las clases burguesas y medianas (médicos, funcionarios, abogados, etc.) entre los cuales destacaron Dídac Fernández Ripoll, alcalde en varias ocasiones y el banquero Raimon Peral Torres. En esta época se produjo un impulso regeneracionista que impulsaría mejoras para la ciudad, como la red de alcantarillado, la construcción de escuelas y mataderos. Los obreros consecuentemente empiezan a organizarse y crean las primeras unidades de socorro mutuo, sindicatos y partidos políticos.
Es en 1903 cuando se produce la primera huelga en Elche. La Segunda República fue un período convulso con huelgas, cierres patronales, confiscación por parte de las grandes centrales sindicales, entonces UGT y CNT, de 231 fincas, con una superficie de 3.356 ha para su explotación colectivista. El sentir mayoritario de la ciudad de Elche optó por el socialismo para regir el Ayuntamiento durante la Segunda República. La tensión social entre polos ideológicos estalló con la quema de la basílica de Santa María antes de la guerra. Asimismo hubo numerosos asesinatos arbitrarios contra agricultores de significación derechista en el barranco de La Garganta en Crevillente. Al estallar la guerra civil española, Elche se mantuvo fiel a la República y colaboró activamente con el Ejército Popular movilizando a miles de ilicitanos en diversos batallones.
A su vez, las derechas en la retaguardia sufrieron gran persecución y represión, especialmente en el campo de Elche. La torre del Gallo (situada en la pedanía de La Hoya) fue acuartelamiento de los republicanos, que armados realizaron numerosas requisas, detenciones y ejecuciones arbitrarias. El conflicto causó hambre y miseria, así como fuertes represalias por parte del bando vencedor al ser Elche una ciudad mayoritariamente republicana. La situación económica se empezó a recuperar a partir de los 50 debido a la industria, y se consolidó entre 1965 y 1975 con una importante recuperación demográfica propiciada por la migración interior, principalmente desde Andalucía, la Región de Murcia y Castilla-La Mancha.
El sector del calzado fue la seña de identidad ilicitana durante gran parte del siglo xx. A finales de los años 1990 se sumió en una crisis sin precedentes debido a la competencia de las exportaciones procedentes de China y de otros países con bajos costes de producción. Se puede decir que la globalización ha traído consigo una fuerte reestructuración del sector del calzado en Elche. Otras industrias con menor presencia en la ciudad son las del metal, la química, los dulces, la confección y la construcción.
Aprovechando sus tres patrimonios de la humanidad, el Misterio de Elche , su extenso palmeral y el Museo Escolar de Pusol así como la cesión temporal de la Dama de Elche, ha tenido lugar una reestructuración hacia el sector servicios y el turismo.
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